viernes, 2 de marzo de 2012

~la agonía de saber que no estás.

Añoro esos días en los que te acercabas a mi en los días soleados, pensando que tu también sentías lo que yo. Hoy en día lo sigues haciendo con menor frecuencia pero ya no siento lo mismo, en realidad no me llena, ni me alegra, ni siquiera me pongo nerviosa, ya no soy consciente de lo que haces, ni de cuando me hablas o me miras, estoy muerta. Estamos en un punto muerto, ya se la verdad, la vi yo sola, solo con fijarme ya se lo que quieras y a quien quieras, se lo que te pasa y lo que no te pasa. Puto punto muerto; ya no vale nada, ni una mirada, ni una sonrisa, ni una conversación.. nada. Es increíble la diferencia que hay entre un extremo y otro; el extremo en el que la esperanza te dice que si, que tu a el le molas, pasa que estas dispuesta a todo por el, ha hablarle, a apoyarle y preocuparte por el sin el miedo de que se entere de que te gusta porque tu estas segura de que si.. ahora viene el otro, el más crudo y verdadero de todos: el de la realidad. Ese es el extremo en el que ves que no le gustas, que la esperanza te a jugado una mala pasada y te va llegando información nueva, de que otra ocupa su corazón, entonces es cuando la decepción te hunde y no sales a flote hasta que dices lo siguiente: "te olvidaré, sea como sea, lo lograré".

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